AMOR DE CONUCO

Hace unas semanas tuve la suerte de conocer la encantadora isla de República Dominicana y de conocer un poco de su historia a ritmo de merengue y bachata.

Esta visita me hizo recordar la enorme belleza que tienen nuestras tierras y la enorme responsabilidad que tenemos con ellas. Una responsabilidad que nos bombardea por todos los costados. Veamos…debemos aportar :

1. con dinero para la familia que dejamos allá. De esta forma contribuimos con el crecimiento de la economía local;
2. dando a conocer nuestra riqueza cultural;
3. manteniendo impecable la imagen de nuestro país y de su gente, a través de nuestra educación, nuestro trabajo, buenos modales y sentido social;
4. enseñándole a los nuestros a cuidar nuestro país, a mantenerlo limpio de basura, de violencia y de corrupción;
5. participando de la vida y procesos políticos y cívicos;
6. compartiendo nuestro idioma y nuestra identidad, sin imposiciones, ni discriminaciones; y
7. traspasando de generación en generación nuestra historia, nuestro orgullo y nuestra responsabilidad.

Puerto Plata me trajo a la memoria muchas ciudades de la selva peruana y me sentí como en casa. Encontré la misma hospitalidad en su gente, la misma calidez en el trato, la misma complicidad en el hablar, la misma frescura en la comida y las mismas ganas de vivir en una alegría constante.

Y es que así son nuestros países y no los podemos olvidar. La ciudadanía canadiense nos hace canadienses de papel. Claro está, asumimos nuevas responsabilidades pero estás no reemplazan las antes mencionadas. El pasaporte canadiense nos abre más puertas internacionales, pero no debe cerrar la de nuestra propia tierra.

No lo olvides…usa tu conciencia latino, no dejes que muera!, como dice Rubén Blades en este video que espero disfruten :